Entre la ciudad alemana de Lubmin, ubicada en la costa del Mar Báltico, y Madrid hay casi 2.500 kilómetros de distancia. Un coche tardaría más de 23 horas en recorrer esta distancia sin parar, pero una noticia es capaz de unir los dos puntos en solo unos minutos y poner patas arriba el ya tensionado mercado energético europeo. El ejemplo ha sido el reciente parón del gasoducto alemán Nord Stream 2, la gran infraestructura gasista que conectará este país con los yacimientos de hidrocarburos rusos.