Si el sector aéreo ha vivido el peor verano y el más raro de su historia (aeropuertos y aviones semivacíos, con una caída del tráfico aéreo histórica y los precios de los billetes por los suelos…), el otoño-invierno no pinta mejor: se prevé que el número de pasajeros caiga un 70% y se va a intensificar el recorte de la oferta y las frecuencias. Las rutas cambiarán y se dará prioridad a las más rentables y maduras.