En nuestro primer boletín del año, aprovechamos para repasar lo que aconteció en 2023 a nivel económico y financiero, en un ejercicio que terminó con rentabilidades muy positivas en casi todos los mercados, pero que tuvo cinco fases muy diferenciadas:
Primer periodo: Enero-febrero
Finalizábamos 2022, un año histórico para los mercados financieros, en la que habíamos visto la mayor caída conjunta para los mercados de Renta Variable y Renta Fija de los últimos 90 años, con retrocesos significativos en ambos activos. 2023 por su parte comenzaba con subidas que continuaban la recuperación de finales de 2022 (en octubre la inflación había tocado máximos), con un mejor comportamiento relativo de Europa (+14%) respecto a Estados Unidos (+8%). La inflación a nivel general continuaba moderándose, mientras los bancos centrales seguían subiendo tipos, y veíamos como los beneficios empresariales comenzaban a tener crecimiento negativo por primera vez desde la pandemia.
Segundo periodo: Febrero-marzo
Los mercados perdían todo lo ganado en el inicio de año a medida que se iban anunciando problemas en los bancos medianos y pequeños en Estados Unidos, en concreto con las quiebras del Silicon Valley Bank (SVB), First Republic Bank y Signature Bank, que por tamaño (548 bn$), representaron la segunda, tercera y cuarta mayores quiebras de la historia de Estados Unidos, y que superaban por mucho la suma de todas las quiebras vistas en 2008 (373 bn$), durante la crisis financiera. Se alcanzaban mínimos de mercado coincidiendo con el anuncio de la fusión entre UBS y Credit Suisse.
Tercer periodo: Marzo-julio
En este periodo vimos subidas importantes en todos los índices, aunque con Estados Unidos en general, y los valores tecnológicos y de gran capitalización en particular haciéndolo mucho mejor que Europa (S&P 500 y Nasdaq subían un 20% y un 36% respectivamente, mientras que el Eurostoxx 50 subía ‘solo’ un 13%). EE. UU. publicaba buenos datos macro, sobre todo de empleo, y los valores con exposición a inteligencia artificial se disparaban. En Europa se presentaban los primeros datos de recesión técnica en países tan importante como Alemania, siempre considerado el principal motor de la economía europea. Los bancos centrales empezaron a ralentizar las subidas de tipos (hasta ese momento realizaban subidas de 50 puntos básicos, ahora de 25), y se comenzaba a hablar de posibles pausas en el endurecimiento de la política monetaria. El mercado descontó en ese momento que ya había ciertas probabilidades de que viésemos las primeras bajadas de tipos para el mes de septiembre, lo que apoyaba la reacción positiva de la renta variable.
Cuarto periodo: Julio-octubre
Los mercados de renta variable sufrieron caídas importantes en este periodo (como ejemplo, el MSCI World cayó un 11%). La FED reiteró mensajes de subidas de tipos prolongadas en el tiempo, y las rentabilidades de bonos de largo plazo se fueron a máximos de más de una década (el bono americano a 10 años llegaba a superar el 5% de rentabilidad). El mercado volvía a descontar alguna subida de tipos adicional hasta final de año, mientras los datos de inflación seguían yendo a la baja. La economía China por su parte, vuelve a mostrar síntomas de debilidad, con el sector inmobiliario como principal protagonista.
Quinto periodo: Octubre-diciembre
En la recta final del año se produjo un rally generalizado en renta variable, acompañada de una caída muy importante de las rentabilidades de los bonos (bono americano se desplomaba hasta el 3,80% desde el 5% marcado en octubre). En este periodo se produjo el esperado cambio de discurso por parte de los bancos centrales (en especial por parte de la FED), anticipando ahora varias bajadas de tipos en 2024, en un contexto en el que la inflación general en Estados Unidos y en la Eurozona estaba ya cerca del 3%, y con unos niveles de desempleo históricamente bajos.